Presente en las cocinas de toda Latinoamérica, el zapallo —también conocido como calabaza, auyama o ahuyama según el país— es uno de los ingredientes más versátiles y nutritivos de la región. Con su característico color anaranjado y su sabor suave, el zapallo se ha ganado un lugar de honor en la tradición culinaria de pueblos y ciudades desde México hasta el sur de Chile.

Un alimento ancestral con múltiples beneficios

Cultivado desde tiempos precolombinos, el zapallo es mucho más que un alimento de temporada. Aporta sabor, textura y una rica carga de nutrientes esenciales:

• Betacarotenos: fuente natural de vitamina A, fundamental para la salud visual e inmunológica
• Fibra dietética: mejora la digestión y ayuda a controlar el colesterol
• Minerales como potasio, magnesio y hierro
• Bajo en calorías, ideal para dietas equilibradas

Su pulpa puede aprovecharse completamente, al igual que sus semillas, que tostadas se transforman en un snack saludable y lleno de antioxidantes.

Versatilidad en la cocina

El zapallo es protagonista en sopas, cremas, guisos, purés, empanadas, pasteles y postres a lo largo de toda América Latina. En Perú se usa para espesar locros y chupes; en Colombia es esencial en el sancocho; en Argentina y Chile aparece en el charquicán y en tortillas; en México se mezcla con canela y piloncillo para crear dulces tradicionales.

También ha ganado popularidad en la cocina moderna gracias a su textura cremosa y su dulzura natural, ideal para platos veganos, saludables y sin gluten.

Sugerencia del chef

Para un sabor más intenso, asa el zapallo al horno con un toque de aceite de oliva y sal antes de incorporarlo a tus recetas. Para postres, combínalo con especias como canela, clavo de olor y nuez moscada: el resultado es un perfil aromático cálido y reconfortante.