Ir de compras es uno de los gatillantes para definir cómo queremos que sea nuestra alimentación, eligiendo a conciencia que alimentos o productos son buenos para nuestro organismo. En esta elección generalmente caemos en trucos publicitarios de alimentos que dicen ser sanos, pero qué están lejos de serlo. Para que descubras cuáles son, Club Susazón te presenta 5 alimentos que nos engañan fácilmente.

Postres Lácteos Light
El producto Light debe tener un 30% menos de calorías que el producto original,  pero no necesariamente quiere decir que sea más sano, de hecho puede contener más grasas saturadas o más azúcar que el original, por lo tanto la única manera de saber si el producto que tenemos en las manos es más sano es comparando las etiquetas entre productos.

Tortillas o galletas de arroz
Clásicas para quienes deciden ponerse a dieta y caen en tentempiés de media tarde, sin embargo su composición es de 80% de cereales, como arroz y maíz, mezclados con sal y saborizantes, en resumen estamos consumiendo hidratos de carbono y sodio. Para que las galletas de arroz no dañen nuestra alimentación, es recomendable consumir solo de 30 gramos, aunque es sumamente fácil pasarse. Lo mejor es reemplazarlas por una pieza de fruta, además de más saludables es más barato.

Pan integral o cereales
A muchos nos gusta comer pan, pero de vez en cuando nos baja la conciencia por comer algo más sano y como resultado, terminamos optando por comer pan integral o de cerales ya que el pan blanco es el menos sano de los de su tipo por estar hecho de harinas refinadas. En el caso del pan integral estaríamos consumiendo el grano completo y para considerarlo «bueno» debemos ver entre sus ingredientes que así sea, por lo que deberemos dar cuenta cuánto porcentaje de dichos cereales poseen. Es necesario revisar las etiquetas, puesto que si el 70% de estos sigue siendo trigo y solo 2% contiene centeno u cebada, el resultado seguiría siendo el mismo.

Pechuga de pollo o jamón de pavo
A pesar de ser recomendado incluirlos en la merienda o desayuno, el jamón de pavo o pechuga de pollo sigue siendo un alimento procesado, por lo que en su elaboración se pierden nutrientes importantes para nuestro organismo, más aún si le sumamos las etiquetas «bajas en grasa» «sin sal» o «bajas en calorías» Si analizamos en profundidad qué estamos consumiendo a través de la etiquetas podemos dar cuenta que con suerte están compuestas por un 70% de carne y del 30% no tenemos idea, pero generalmente suelen ser proteínas de soja, azúcar, leche en polvo, etc. Lo mejor es comprar la pechuga en una carnicería y pedir que la corten, dejando atrás los productos envasados.

Frutos secos
En muchas ocasiones hemos escuchado que los frutos secos son un maravilloso snack, ya que aportan grasas beneficiosas, proteínas de origen vegetal y además saciedad. Sin embargo es importante aclarar que los que son saludables son aquellos que vienen en su versión original o mejor aún los tostados en el horno, por ende hay que olvidarse de la mezcla de frutos secos que se venden en bolsas en los supermercados, ya que la mayoría son recubiertos con miel o sal. Además el consumo de este tipo de snack debe ser limitado por su alto aporte calórico, no superando los 30 gramos diarios. 

fuente: magnet.com