Pan integral de verdad ¿Cómo lo identificamos y qué hace la diferencia?

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Las etiquetas de los alimentos sirven como guía comercial,  sin embargo a veces nos animan a comprar algunos que insinúan cualidades más saludables de lo que son realmente, sobretodo con lo que se refiere a pan integral entendiendo que de alguna forma es más sano o adelgaza.

Más allá de cuáles sean las propiedades de los alimentos integrales frente a los que no lo son, ¿cómo sabemos que algo es o no integral? En España ya han creado una ley que va a regular pronto esta problemática.

Pero ¿Cuál es la diferencia entre la harina integral y blanca? La primera es aquella en la que los granos se muelen íntegros, con la cáscara, de forma que esta queda incorporada en la harina final. Tiene un color más oscuro y mantiene los nutrientes que se encuentran en la cáscara, principalmente fibra.

Pan integral ¿es mejor que el pan blanco?

Mientras, a la harina blanca se le ha eliminado la cáscara del grano, de forma que es más clara y suave. Normalmente es la preferida por los consumidores porque es más atractiva a la vista, el sabor es más suave y también la textura.

Como consecuencia, los productos elaborados con harina integral mantienen esas propiedades que mantiene la harina, esencialmente un mayor aporte de fibra alimentaria, nutriente que tiene varias ventajas, principalmente dos: por un lado, ayuda a mantener la regularidad intestinal, de forma que es un remedio natural para prevenir y evitar el estreñimiento; y por otro, favorece la sensación de saciedad, de forma que es una buena aliada en las dietas para perder peso.

El problema radica en que una cosa es lo que ponga en la etiqueta y otra muy distinta la composición del producto en cuestión, que muchas veces contiene una mezcla de harinas integrales y no integrales. Según cuál sea esa composición, el producto que compremos puede terminar teniendo muy poco de integral.

A día de hoy, la norma que regula la fabricación de pan y tostadas recoge que «pan integral es el elaborado con harina integral» y no especifica qué porcentaje es necesario para considerarse así. Eso quiere decir que hay pan de molde «integral» que solo tiene un 30% de harina integral, o incluso menos. Es decir, que la mayor parte de la harina que contiene es refinada y aun así va etiquetado como integral.

Antes esta situación el Ministerio de Agricultura y Alimentación de España, a partir de ahora la legislación solo permitirá etiquetar como «integral» o 100% integral» a los productos elaborados exclusivamente con harina integral. En aquellos panes o tostadas en los que haya una mezcla, habrá que indicarlo con la etiqueta «elaborado con harina integral al X%».

Así los consumidores sabremos mejor qué es lo que estamos echando en la cesta de la compra cuando optamos por un producto marcado como «integral».

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