Sabemos y entendemos lo imposible que es negarse a la comida. Es por ello que un grupo de científicos estadounidenses fue en busca de la respuesta al por qué seguimos comiendo a pesar de haber satisfecho sus nuestras energéticas y de no tener hambre.

El estudio fue publicado en la revista especializada Neuron, donde revelaron que existe un circuito cerebral responsable de que sigamos comiendo aunque no tengamos hambre. Este descubrimiento, de acuerdo a los investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), podría ser un nuevo objetivo para los tratamientos «contra la obesidad y los atracones».

«Este circuito parece ser la forma en la que el cerebro te dice que si algo sabe realmente bien, entonces vale la pena el precio que pagues por obtenerlo, así que no te detengas», ilustró el autor principal del estudio, Thomas Kash.

La existencia de este circuito cerebral de mamíferos podría ayudar a explicar por qué los humanos a menudo comen de más en un entorno moderno de comida «abundante y deliciosa», dicen los autores.

El circuito es un subproducto de la evolución, cuando las comidas ricas en calorías eran escasas, por lo que nuestros cerebros fueron diseñados para devorar tantas calorías como fuera posible porque nadie sabía cuándo vendría la próxima «súper comida».

Seguir ese instinto ahora, en un momento de abundancia, puede llevar a la obesidad, una enfermedad que afecta aproximadamente al 40 % de los adultos en Estados Unidos y que origina afecciones relacionadas, como la diabetes, enfermedades del corazón y cáncer.

«Hay tanta comida rica en calorías disponible todo el tiempo ahora, y aún no hemos perdido este cableado que nos influye para que comamos la mayor cantidad de comida posible», apuntó Kash.

Fuente: cooperativa