Si bien hace unos años el ñame era totalmente algo ajeno, hoy sube al podio de los superalimentos gracias a una extraña anécdota. En 2012 este tubérculo se hizo sumamente famosos gracias al atleta jamaicano Usain Bolt, quien batió el récord del mundo en los 100 metros lisos durante los Juegos Olímpicos de Londres. Pero ¿por qué? Bueno, fue debido a que el mismo atleta asoció su triunfo al consumo de ñame por comerlo desde pequeño.

Fue así como al ñame se le otorgó el potencial de ser sumamente eficaz para mejorar el rendimiento deportivo, sin embargo la realidad es otra. Es un tubérculo de lo más normal, sobre todo en América Latina donde forma parte de la dieta cotidiana, como el boniato, la patata o la yuca.

El ñame es muy rico en carbohidratos de absorción compleja (sobre todo, en almidón), una característica que lo convierte en una rica fuente de energía. También contiene fibra, algunas vitaminas y minerales como el potasio. Comparado con el boniato y la patata, el ñame nos aporta entre un 7 % y un 10 % más de carbohidratos, casi el doble de fibra y más del doble de potasio, un mineral particularmente útil para la recuperación muscular.

El tubérculo puede alcanzar 1,5 metros y pesar hasta 70 kilogramos con un diámetro de casi 15 centímetros. Su piel es áspera y de color marrón a gris rosado, difícil de pelar, aunque la cocción facilita esta etapa. El interior es de color blanco y rico en almidón.

Se prepara de maneras muy variadas, asado, al horno, frito, en puré, sopas y potajes o ahumado. Se puede emplear también como ingrediente de algunos postres. Es el alimento principal de ciertos pueblos, tales como los Igbo de Nigeria.

Fuente: consumer.es